lunes, 2 de noviembre de 2009

La crisis del agua llegó hace rato

Mientras se solucionan situaciones puntuales en los barrios salteños, lejos está la respuesta al problema de fondo. Un ejemplo concreto de las bajas de algunas de las napas subterráneas lo constituye el Barrio Castañares, en donde las mediciones realizadas por los expertos confirmaron las notables mermas en el caudal de agua.

Por Eva Sibila
Acuíferos contaminados y una considerable baja en las napas de agua subterránea son los ejes fundamentales que orientan el estudio que, se supone, está realizando la Provincia para determinar con qué reservas cuenta la ciudad de Salta. Mientras tanto, los reclamos por falta del servicio domiciliario o por prestaciones deficientes continúan haciéndose oír desde distintos puntos de la capital y también en muchas localidades del interior de la Provincia.

La cancelación del contrato con la empresa Aguas de Salta, hasta el momento poco cambió la situación y al parecer será muy costoso lograrlo; es sabido que la empresa no realizó inversiones o que las mismas fueron escasas (con la excepción de los medidores), lo que permitió a la compañía facturar por largos años, sin costo alguno, por administrar el servicio de distribución domiciliaria del líquido vital. Un negocio redondo para el sector privado, que nos costará muy caro a todos.

En la Secretaría de Recursos Hídricos existen datos aislados pero muy concretos, que demuestran un déficit de agua potable disponible, con la infraestructura actual, respecto a la cantidad de población, algo que motiva las continuas protestas de vecinos que no acceden a un servicio eficiente y, peor aún, a un derecho fundamental. Un ejemplo definido son las mediciones que los expertos realizaron en perforaciones ubicadas en el barrio Castañares, donde hubo notables mermas en el caudal de agua. Según se comprobó desde Recursos Hídricos, hasta hace algunos años el líquido estaba a 20 metros de profundidad y hoy está a 70 metros.

Por otra parte, se sabe que el organismo estatal planteó la intención de hacer un mapa de vulnerabilidad de acuíferos poco profundos, dado que algunos pozos debieron ser tapados porque estaban contaminados. Al parecer la idea es saber realmente cuáles son las napas potables en cada zona. Por ejemplo, el agua subterránea en el sector norte de la ciudad está contaminada con nitratos, debido a la falta de cloacas. Según opinan los especialistas, allí deberían hacerse pozos más profundos que en otros lugares para encontrar agua apta para el consumo humano y evitar la contaminación. Se sumaría el problema de que el subsuelo no es homogéneo en ese sector de la ciudad y las perforaciones deberían hacerse únicamente en suelos arcillosos, ya que son impermeables.

Responsabilidades

En la construcción y mantenimiento de infraestructura para el acceso universal al agua potable, hay responsabilidades compartidas entre el gobierno y el sector privado. Desde el Estado, se entregó la administración de un servicio público, sin obligar a realizar inversiones a los concesionarios. Por su parte, Aguas de Salta jamás construyó obras para mitigar la crisis actual, dado que desde su departamento de relaciones institucionales se adjudicaban la mera administración de las instalaciones existentes.
La ineficiencia absoluta de la firma provocó que a mediados de año, el Gobierno de la Provincia rescindiera el contrato y, con el nombre de Aguas del Norte, creara una compañía mixta, donde la Provincia participa con el 20% de las acciones. Pero cómo confiar en que el Estado intervenga en la solución de este problema vital, la falta de agua potable, si los mismos que dicen defenderla desde el gobierno y también desde la Universidad Nacional de Salta (UNSa), asesoran a empresas mineras responsables no sólo de la contaminación del recurso, sino también del uso abusivo del mismo.

Para muestra, basta un botón

Pongamos blanco sobre negro: el Secretario de Recursos Hídricos, Alfredo Fuertes, encabeza el Instituto de Aguas Subterráneas para Latinoamérica (INASLA), dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa, un organismo que tiene entre sus objetivos elaborar estudios tendientes a la planificación hídrica. Pero, vaya sorpresa, muchos de los nombres que figuran entre los consejeros del organismo académico asesoran a emprendimientos mineros responsables de la contaminación y el abuso del recurso escaso, a través de la empresa privada Conhidro.
Sí. Los hidrogeólogos de la UNSa, que estudian los acuíferos subterráneos para que el agua potable deje de escasear en la capital salteña y en otros muchos puntos de la provincia, ayudaron, por ejemplo, a BHP Minerals de Andalgalá, que en Catamarca extrae oro y cobre y que está seriamente cuestionada por contaminar el ambiente. Esta compañía forma parte de la multinacional BHP Billiton, la empresa que pretendía exportar agua dulce de la puna salteña para la explotación de yacimientos de cobre en Chile.

A principios del año pasado se supo que al menos cinco pozos estaban listos para ser conectados a un acueducto que abastecería de agua dulce a las plantas procesadoras de cobre del norte chileno. El silencio de los científicos de la UNSa respecto al proyecto extranjero que secaría en poco tiempo las aguas subterráneas de la puna salteña fue llamativo.

¿Dónde está el cambio?

En el departamento Los Andes, los habitantes de San Antonio de los Cobres consumen agua con grandes cantidades de arsénico, que se encuentra en forma natural en el cauce del río donde se ubica la única toma del lugar, aunque habría alternativas para traer agua de fuentes no contaminadas.

Según aseguran los habitantes puneños, los médicos les dijeron que el mineral no los afecta porque sus organismos están acostumbrados. Pero según la Organización Mundial de la Salud, su consumo prolongado provoca problemas cutáneos (tales como melanosis, queratosis y cáncer de piel), cáncer de vejiga, riñón y pulmón, enfermedades de los vasos sanguíneos de las piernas y pies, y posiblemente también diabetes, hipertensión arterial, trastornos reproductivos y menoscabo del desarrollo intelectual de los niños.

En la localidad que hoy tiene alrededor de 7.000 habitantes se padece escasez de agua desde hace al menos una década. En el pueblo un solo operario sigue remendando las viejas cañerías rotas que instaló el ferrocarril en los años ´40. La aparición en escena de la empresa mixta Aguas del Norte creó expectativas entre los residentes de este lugar, aunque pronto se desilusionaron. Hasta el momento no se hizo realidad la esperanza en San Antonio de los Cobres.

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