miércoles, 12 de noviembre de 2008

Exitoso lanzamiento del primer Foro provincial “Cultura para la emancipación”

El pasado lunes 10 de noviembre se lanzó el primer Foro Provincial organizado por el ISEPCi – Salta y la Subsecretaría de la Juventud, a cargo de Laura Gercie, “Pensar el bicentenario. Cultura para la emancipación: Debates y combates”.
El acto de apertura estuvo a cargo del coordinador del Instituto en nuestra provincia, el historiador Daniel Avalos, que compartió la mesa titulada “De qué hablamos cuando hablamos de emancipación” con el Secretario General de la CTA – Salta, David Buenaventura y el Concejal por el Movimiento Libres del Sur, Martín Yánez (Foto izquierda). En su alocución, el coordinador del ISEPCi celebró que el ISEPCi haya podido convocar a personalidades y sectores gremiales, políticos e intelectuales que además de haber impugnado desde siempre el modelo neoliberal asumieron, también, una abierta opción por los sectores sociales que padecieron y resistieron a ese modelo. Asimismo, enfatizó que el momento para la convocatoria es más que oportuno, en razón de que la evidente caída del mito neoliberal exige una mayor participación del Estado y de los sectores progresistas y populares en las políticas públicas, como condición de posibilidad de una más y mejor distribución de la riqueza. En ese sentido la mesa panel presentación dejó en claro que, aun cuando la naturaleza de la sociedad deseada por muchos es ampliamente compartida, la falencia de los sectores pertenecientes al campo popular pasa por acordar el cómo llegar a ese puerto deseado y que, justamente, la pretensión del ISEPCi, con la organización del Primer Foro, fue que tal pregunta atravesara las discusiones de cada uno de los ejes temáticos a desarrollarse durante la semana.
Temáticas desarrolladas

Seguidamente, se dio inicio al Foro “Comunicaciones para la emancipación”. De él participaron periodistas y académicos del área. Daniel Medina y Arturo Arroyo, periodistas y miembros del ISEPCi – Salta (Foto izquierda), Julio Haro (Periodista radial de FM Ya), Nicolás Hirtz (Comunicador Social egresado de la Universidad Nacional de Córdoba) y Martín Valdez (Coordinador del Área de Comunicación del Movimiento Barrios de Pie) desarrollaron a lo largo de dos horas el rol estratégico de esa herramienta social. Las intervenciones se organizaron en dos mesas panel y las exposiciones giraron en torno a planteos teóricos y al análisis de casos sobre las comunicaciones en el país y en nuestra provincia, las cuales, trascendiendo la mera crítica, se esforzaron por recalcar las potencialidades que las mismas tienen para la construcción de otro tipo de sociedad, y por ello mismo representar una apuesta política. Martín Valdez, por su parte, proyectó un corto titulado “Partido al medio”, producido por el área que coordina.


Las actividades del martes
El día martes, por su parte, se reiniciaron las actividades con el Foro “Educación para la emancipación”. Coordinado por Josefina Morello, miembro del ISEPCi, el mismo se caracterizó por una fuerte presencia de profesores de la Universidad Nacional de Salta y la presencia de la delegada de Salta por el INADI, la abogada Verónica Spaventa (foto izquierda), quien expuso el programa de esa institución para el logro de una escuela para la diversidad e inclusiva.

Información útil

En razón de que las jornadas son independientes, las inscripciones la mismo se realizan antes de la apertura de cada jornada y la entrega de certificados se realiza en la misma mesa un día después de concluido el foro al que se inscribieron las personas.


Actividades para el día de hoy
(miércoles 12 de noviembre)

A las 15.30hs se desarrollará el Foro "Medio Ambiente para la emancipación" en el que expondrán la Lic. Catalina Buliobasich, Universidad Nacional de Salta, el Dr. Roberto Adaro, Asesor de la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación, y el Lic. Guillermo Baudino, Decano de la Facultad de Naturales de la Universidad Nacional de Salta.

Cerrando la Jornada de hoy, a las 18.20hs., se llevará a cabo el Foro: "Literatura para la emancipación", del que participarán la profesora Susana Rodríguez, directora del Proyecto 1710/08 CIUNSa (Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta) y la novelista salteña Liliana Bellone.

Jueves 13 de noviembre

Apertura de la cuarta Jornada
15.30 hs: Foro 5 "¿Qué Historia para la emancipación?"

Acto de entrega de documentación sobre las década del 70 por parte del Sr. Gerardo Bavio, ex intendente de la ciudad de Salta durante el periodo de gobierno de Miguel Ragone, al proyecto de "Archivo sobre Cultura Política en los 60 y 70" del ISEPCi.

15.45 hs: Mesa redonda: Memoria y palabras sobre los ‘70
Gerardo Bavio: Ex Intendente de la ciudad de Salta durante el gobierno de Miguel Ragone,
Federico Vuistaz: hermano del dirigente asesinado Luis "Lucho" Vuistaz

16.45 hs: Mesa panel: Historiadores y compromiso político
- Lic. Daniel Escotorin; ISEPCi - Salta
- Lic. Daniel Ezcurra; Director Nacional del ISEPCi y Coordinador de las Cátedras Bolivarianas


18.20 hs: Video Debate
"Reflexiones sobre la política militar de EEUU en Latinoamérica. Entrevista a Ana Esther Ceceña". Una producción del SIESE.
Viernes 14 de noviembre

15.30 hs. Apertura de la quinta Jornada
Foro 6: "Economía para la emancipación"

Mesa panel: Experiencias y elaboraciones teóricas alternativas al modelo neoliberal.
- Lic. Marcelo Romero; Coordinador de la Banca Popular del Consorcio de Gestión para el Desarrollo Local de Tucumán.
- Lic. Natalia Quiroga; Magíster en Economía Social de la Universidad General Sarmiento. Buenos Aires.
- Lic. en Economía Juan Pablo Balderrama; ISEPCi - Salta

martes, 7 de octubre de 2008

Ley de Educación Provincial - Mesa de trabajo ISEPCi


A raíz de las reuniones de trabajo y discusión que el ISEPCi y otros sectores vinculados a la educación vienen realizando en torno al Anteproyecto de Ley de Educación Provincial, se ha redactado el siguiente documento, el cual ponemos a consideración para el debate.

Asimismo, se informa que las reuniones de trabajo continuan realizándose los días jueves, a las 18 hs, en la Sala Cabezas del Ex Rectorado de la UNSa (Buenos Aires 177), con el objetivo de trascender los diagnósticos y encaminar la discusión hacia una instancia de materialización de las propuestas.
Es por ello que se invita a todos aquellos interesados en participar de la elaboración de las mismas, a fin de sintetizar y potenciar los discursos que, a través de un Diputado Provincial que participó del primer encuentro y otros que se oponen al anteproyecto de ley oficial, puedan incidir en el debate legislativo que se aproxima.

Documento para el debate


Introducción necesaria

El Anteproyecto de Ley de Educación Provincial merece una lectura que trascienda lo meramente legal y pedagógico. Se trata de un instrumento legal que nos acerca a un cuerpo de ideas y valores impulsados por fuerzas y actores sociales que, en nuestra provincia, impulsan una mayor injerencia de la Iglesia en el dominio de lo público, manteniendo intactas, además, políticas educativas neoliberales que mantienen abierta la escuela a un mercado regido por normas estrictamente económicas. El ejercicio tiene su lógica histórica, si consideramos que desde sus orígenes los sistemas educativos tuvieron una función ideológica, entre otras, que también abordaremos, la de generar subjetividades e identidades colectivas basadas en creencias, valores y principios que determinan en buen grado las interpretaciones que los integrantes de esas sociedades realizan de su pasado y su presente, de las formas en que se perciben a sí mismos y de las relaciones que se establecen con los otros y con las cosas.

No llama la atención, entonces, que los valores que subyacen a ese anteproyecto respondan en buen grado a principios religiosos en una provincia de profunda matriz católica, pero que evidencia una tendencia a la secularización y hacia formas personales de relación con sus creencias; y a un tipo de educación que responde a un modelo neoliberal que en los últimos años fue rechazado por el voto popular que en nuestra región opta por gobiernos que han hecho explícito su rechazo a las economías radicales de mercado. En ese sentido, conviene entonces aproximarnos al análisis de esa Ley desde una mirada política que nos permita identificar las fuerzas y actores sociales que la impulsan en nombre del bien común aunque en el fondo representen intereses sectoriales y poderosos. Una lectura que implica también reconocer que tales fuerzas y actores han sido exitosos en la empresa de acumular fuerzas para acceder a las estructuras estatales, desde donde inciden en el diseño de las políticas públicas independientemente de los cambios de gobiernos. Identificar a esos actores y las concepciones que promulgan constituye un ejercicio imprescindible para una evaluación de la propuesta oficial.
Desde ese lugar que hacemos explícito, queda claro que entendemos a la educación misma como un escenario en disputa. Un escenario estratégico para cualquier proyecto colectivo que se precie de tal, sea cual fuera su signo ideológico. Como hombres y mujeres provenientes de las ciencias sociales, hemos considerado prudente desarrollar el análisis en tres dimensiones.

La primera busca caracterizar la naturaleza del anteproyecto, lo que es, con el máximo de rigor que las teorías y los métodos de las distintas disciplinas de las que provenimos lo permiten. La segunda no ha prescindido de un ejercicio de valoración del mismo, a la luz del fracaso que protagonizaron modelos educativos de este tipo que, habiéndose puesto al servicio del mercado, ignoraron las necesidades de los sujetos a los que forman. La tercera dimensión, finalmente, aporta propuestas concretas que deben interpretarse a la luz de un proyecto global anhelado, un debería ser que, en vez de esperar que el mercado derrame desarrollo sobre las mayorías, ve en un protagonismo mayor del Estado y en una mayor participación de los sectores populares y trabajadores en la cosa pública, la condición de posibilidad para una mayor y mejor distribución de la riqueza que posibilite la generación de un tipo de desarrollo asentado en la equidad y en un tipo de solidaridad en donde la actividad, la iniciativa y la creatividad de unos requieran e induzcan la vinculación y la cooperación de otros. Proyecto éste que, lejos de representar una utopía que pide lo imposible, representa modelos en marcha en América Latina y en la experiencia cotidiana de miles de argentinos y salteños que, abandonados a su suerte por el fatalismo de mercado que endiosa la maximización del lucro y el individualismo, han desarrollado sus propias estrategias de supervivencia. La educación pública, en ese sentido, debe ser una herramienta más que tenga la pretensión de orientar los procesos históricos en una dirección distinta a las de lógicas de mercado y la mera supervivencia de los que quedan excluidos de él.

Las características del anteproyecto de ley evidencian, sin embargo, que, a pesar de los reveses electorales que han sufrido los defensores del mercado en nuestra provincia, existe una guardia neoliberal que, enquistada en la estructura del Estado provincial, convive allí con sectores que ven en los valores exclusivamente católicos el paliativo a una sociedad fragmentada no tanto por la pérdida de valores, sino por el fracaso de un modelo que habiendo prometido desarrollo y democracia para todos aportó desocupación, pérdida de ingresos en individuos y familias, desigualdad, precarización laboral, exclusión y un profundo escepticismo en cuanto a la posibilidad de formar parte de un proyecto colectivo inclusivo.

1.- El denominador común: la preeminencia del mercado

La obligatoriedad de la enseñanza religiosa ha concitado gran parte de la polémica entorno al anteproyecto de ley de educación provincial. Aspecto fundamental en el que nos detendremos, resulta no menos preocupante la invariable concepción mercantil de la educación. Siguiendo los razonamientos de la pedagoga y diputada nacional Adriana Puigross, las reformas educativas de los últimos años no han roto con las lógicas de las reformas de fines de los 80 y principios de los 90 que, concibiendo a la educación como un servicio, terminaron por abrir la escuela al mercado tal como las reformas estructurales dictadas por el llamado Consenso de Washington recomendaban a los gobiernos latinoamericanos. Las recientes reformas pueden catalogarse de neoliberales, en tanto que, buscando aliviar muchos de los impactos negativos que la mercantilización de la educación provocó en la sociedad, no han roto con las lógicas en las que se inscribe desde principios de los 90.

En ese sentido, las fuerzas y actores sociales que se benefician con un proyecto de ley de este tipo lo constituyen los organismos internacionales que aportan al financiamiento educativo a cambio de diseñar y monitorear las orientaciones generales de la política educativa[1]; las cientos de instituciones que han hecho de la educación privada un negocio rentable, ya sea porque se encargan de vender el “servicio” por el cual reciben además subsidios estatales, sea porque se han convertido en empresas que venden la capacitación que el sistema exige a los trabajadores de la educación para acceder o mantener sus puestos de trabajo; y finalmente los cientos de cuadros técnicos de las administraciones que, en defensa del status quo educativo, encuentran sus cuotas de ingresos e influencia. Una “Guardia neoliberal”, que puede provenir de sectores católicos u ortodoxamente ateos, aunque unidos por la convicción de que la iniciativa privada es el motor del crecimiento, que lo público es sinónimo de ineficiencia y que el Estado no debe obstaculizar el trabajo de los empresarios, sino más bien promoverlo, tal como a lo largo del anteproyecto de Ley queda manifestado y que articula un evidente repliegue de las obligaciones del Estado para garantizar la educación pública con una no menos evidente presencia del mismo para promover la iniciativa privada.

Ausencia del Estado

Durante décadas, la prédica del neoliberalismo enfatizó la necesidad de un Estado mínimo y sobre lo deseable que resultaba que la regulación del mismo estuviera regida por normas estrictamente económicas. El repliegue del Estado se efectivizó y, desde entonces, no ha recuperado el protagonismo que lo obligó en otros tiempos a garantizar derechos imprescindibles al desarrollo integral de las personas. La Educación no ha escapado a ese desentendimiento que el presente anteproyecto de ley no repara.
  • Comparando el anteproyecto provincial con la Ley Nacional de Educación 26.206, es posible distinguir que en la ley nacional el primer título dice: “Principios de leyes y garantías”, mientras que la provincial “Derechos, Responsabilidades, Garantías”. El cambio de título explica el uso diferente de palabras que alertan a quienes consideramos que la educación es un “Deber” del Estado, patentizado en el artículo que reza: “La educación es un derecho de la persona y un deber de la familia y de la sociedad en el que estado provincial asume la función prioritaria, primordial e insoslayable” (Artículo 3). El deber, de esta manera, se transfiere a la sociedad y a las familias, mientras que el Estado provincial lo asume como función primordial e insoslayable. En la ley nacional se declara que “…la educación es un derecho de la persona, en el que el estado nacional asume la cuestión prioritaria, primordial e indelegable”. El significado de las palabras adquiere aquí suma importancia: insoslayable significa que no se puede evitar, indelegable significa que alguien o algo no puede delegar una función. Esas pequeñas diferencias de palabras plantean, en realidad, dos modelos sociales diferentes. La no utilización del término “indelegable” supone la pretensión política de querer delegar esa función. Las diferencias de palabras no responden a un error técnico e involuntario, puesto que sus redactores tuvieron la prudencia de enfatizar el término “indelegable” cuando dictaminan que “el Gobierno Provincial tiene la responsabilidad principal e indelegable de fijar la política educativa…”(Artículo 5). Esta “delegación” fue manifiesta durante la gestiones del gobierno anterior que, al asumir en diciembre de 1995, dejó establecido (Decreto 53/95) que el Estado se iba a retirar y delegar sus funciones a la sociedad civil.
  • La importancia de las palabras juega un rol más que importante, también, en el Título II, “Principios, Fines y Criterios de la Educación”. Allí destacan los términos “Coadyuvar” y “Promover”: “Coadyuvar, en el ámbito educativo, el respeto por los derechos de los niños y adolescentes” (Artículo 8 g); “Promover en todos los habitantes de la provincia el acceso, las condiciones para la permanencia, la movilidad intra e interjurisdiccional y el egreso de los diferentes niveles del sistema educativo, asegurando la gratuidad de los servicios de gestión estatal, en todos los niveles y modalidades” (Artículo 8 h); “Promover el aprendizaje de saberes científicos fundamentales para comprender y participar reflexivamente en la sociedad contemporánea” (Artículo 8 p); “…promover valores que fortalezcan la formación de una educación integral y responsable…” (Artículo 8 t). El término coadyuvar hace alusión al acto de contribuir, ayudar o asistir en la consecución de algo, mientras que el término promover supone la idea y acto de impulsar algo procurando su logro por medio de campañas o acciones similares. Se trata de voluntades distintas a la de “garantizar” que, en el caso de la Ley Nacional, se establece, por ejemplo, con el artículo que dictamina “Garantizar en el ámbito educativo el respeto por los derechos de los niños”. Esa voluntad, la de “garantizar”, está presente en el anteproyecto provincial a la hora de defender en los padres el derecho a la libre elección del establecimiento educacional para sus hijos (Artículo 8 i), e incluso con el uso de la palabra asegurar: “Asegurar a los padres o tutores que sus hijos o pupilos reciban en la escuela pública la educación religiosa que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (Artículo 8 L).

Presencia del Estado


El repliegue del Estado para garantizar la educación en la provincia, convive con un fuerte rol promotor de la educación privada, en consonancia con los modelos educativos promovidos por las reformas neoliberales que se impulsaron desde fines de la década del 80. Mucho se ha escrito sobre esos modelos educativos. No es este el espacio para historiar sobre ese proceso; alcanza con enfatizar en lo que todos concuerdan, es decir, que ese modelo, diseñado por los organismos internacionales de crédito, tuvo y tiene por fin formar hombres y mujeres capaces de adaptarse a las actuales condiciones de hiperindustrialización globalizada, la cual requiere mano de obra barata, flexibilidad y precariedad laboral, y una educación básica que posibilite a la futura fuerza de trabajo realizar rápidas capacitaciones que la adapten a los requerimientos del capital transnacional: competir en el mercado mundial a partir de la baja de los costos de producción y de una movilidad permanente en busca de rentabilidades extraordinarias y recursos naturales en distintas partes del globo. Modelo general que incluye la concepción sobre la necesidad y lo deseable que resulta la iniciativa privada como motor de crecimiento y la vinculación entre escuela una escuela que provee mano de obra a las empresas. Aspectos estos que intentaremos resumir a continuación.


Fomento de la actividad privada
  • Relacionadas con las observaciones anteriores en torno a la delegación del Estado en las funciones educativas, el anteproyecto de ley dispone: “Fomentar en las personas e instituciones el ejercicio del derecho a la creación de instituciones educativas ajustadas a los principios de la ley. Las mimas son reconocidas, supervisadas y apoyadas por el Estado en los casos y en el modo que la reglamentación establezca” (Artículo 8 j). Aunque resultaría inoperante levantar las viejas banderas de la izquierda tradicional de suspender el financiamiento a la educación privada, es evidente que el mencionado artículo fomenta la creación de más educación privada, a la que se asistirá financieramente. Viejo anhelo de gobiernos conservadores, en que el Estado le paga a los sectores privados para que se hagan cargo de la educación.
  • Con respecto a la enseñanza superior, se establece que “el Ministerio de Educación y los establecimientos de gestión privada podrán suscribir convenios de manera que los egresados de educación superior puedan continuar sus estudios en universidades nacionales o privadas reconocidas” (Artículo 39). Artículo que despierta el alerta en un contexto donde la educación superior se convirtió en un gran negocio que posibilita a que los institutos privados hagan base acá para que después el título habilitante lo otorgue una universidad de otra provincia, posibilitándole al acreditado competir con los egresados de instituciones que exigen años de estudios.

Formación para el empleo

Nadie desconoce que los sistemas educativos tuvieron y tienen una función económica orientada a formar sujetos sociales para el mundo del trabajo. Ese tipo de formación dependió siempre de un modelo de desarrollo subordinado, además, a los particulares intereses de actores sociales concretos. El anteproyecto de ley provincial sigue subordinándose a un modelo de desarrollo y modernidad representado por el capital globalizado que presentado, por muchos, como un proceso casi automático regido por las leyes de la competencia, renuncia al ejercicio de explicitar a los sujetos políticos concretos que lo impulsan (Organismos Internacionales de Crédito, empresario, ONGs y también estructuras estatales que renuncian a determinadas formas de regulación keynesianas pero abrazan otras nuevas al servicio de esos sujetos políticos). El resultado es el mismo: basándose en criterios economicistas de costos-beneficios, se promueve la inversión en los niveles básicos de formación que evite conflictos sociales extremos y posibilite la generación de un ejército de empleados que valiéndose de capacitaciones posteriores optimiza sus destrezas y actitudes naturalizando, además, la idea de supervivencia de los más aptos.
Al respecto, la letra del anteproyecto de ley provincial toma de La Ley Nacional de Educación artículos claves al respecto, pero omitiendo aclaraciones que determinan futuras interpretaciones.
  • A pesar de tener a la Ley Nacional de Educación como referencia para el diseño de la normativa provincial, esta última no incorpora normativas que impide al Estado Argentino suscribir tratados bilaterales o multilaterales “que impliquen concebir la educación como servicio lucrativo o alienten cualquier forma de mercantilización de la educación”. (Artículo 10 de Ley Nacional de Educación 26.206)
  • Con respecto al tipo de vínculos que se establecerán entre escuela y mundo de trabajo, el anteproyecto provincial establece que se “…propiciara la vinculación de las escuelas secundarias con el mundo de la producción y el trabajo. En este marco podrán realizar prácticas educativas en escuelas, empresas, organismos estatales, organizaciones culturales y gremiales que faciliten al alumno el manejo de tecnologías y brinden experiencias adecuadas a su formación y orientación vocacional” (Artículo 32). Conviene aclarar que siendo la letra de este articulado casi un símil de la presente en la Ley Nacional de Educación, el anteproyecto local omite una aclaración fundamental presente en la normativa nacional que dictamina que esas prácticas “tendrán un carácter educativo y no podrán generar ni reemplazar ningún vínculo contractual o relación laboral…” (Artículo 33 de Ley Nacional de Educación). Queda claro, entonces, que el anteproyecto provincial evita aclarar el marco y las condiciones en que se desarrollaran las prácticas propiciadas.
  • Vínculos de éste tipo, en donde no se aclaran los marcos y las condiciones en que se desarrollaran las prácticas propiciadas y en el marco de la historia reciente en donde las unidades educativas, sobre todo superiores, se han convertido en proveedores de mano de obra barata que reemplazan otras formas de relación laboral sujeta a la legislación correspondiente, suelen ser la materialización concreta de una normativa legal que posibilita y naturaliza un tipo de subjetividad social que ve en la supervivencia del más apto y la competencia despiadada el camino adecuado para la supervivencia individual. Aspecto éste presente en el anteproyecto de ley cuando declara que el Estado provincial garantizara el apoyo financiero para proseguir estudios a quienes carezcan de recursos pero sólo cuando “acrediten idoneidad, cocción, condiciones y logros de acuerdo a lo que establezca la reglamentación” (Artículo 7 f)



2.- La ley y la obligatoriedad de la enseñanza religiosa


Como se mencionara al principio, la nueva avanzada de la Iglesia Católica salteña en la educación pública es más que evidente. Tal vez por la marcada secularización de las costumbres en una salteñidad, sin embargo, practicante; acaso por considerar que la fragmentación social en la que vivimos es producto de la ausencia de valores o quizá por la certeza de que nuestra provincia representa uno de los más antiguos y fuertes abolengos católicos del país, es que la Iglesia actúa como la vanguardia de una reconquista espiritual en donde, reivindicando como propio el terreno de los “valores”, accede a cargos en sectores directivos de la sociedad y, principalmente, en el sistema educativo, en donde históricamente ha tenido un peso preponderante cuantificable en el número de establecimientos educativos que administra, el número de estudiantes a su cargo y los recursos públicos y privados que por ello percibe.


Que en el interior de la Iglesia aniden tales certezas que explican, a su vez, sus prácticas, es algo que no puede sorprender. Sí sorprende, en cambio, que el Estado salteño acceda a otorgarle una mayor incidencia en ese terreno desandando gran parte de la historia de la educación en el mundo y en nuestro país. Historia que muestra que los modernos estados nacionales, en consonancia con los nuevos requerimientos del mundo industrial, el avance de las ciencias y el rol estratégico del conocimiento en los procesos de desarrollo, fueron ocupando el rol que la Iglesia ocupaba, en épocas preindustriales, en el sistema educativo.


En ese sentido, el Anteproyecto de Ley de Educación Provincial, que dispone la obligatoriedad de la enseñanza religiosa y la creación de una modalidad Humanista Moderna, no sólo representa una amenaza a los conceptos de pluralidad y tolerancia religiosas, sino que también supone un retroceso en términos prácticos, al otorgar a una religión en particular un espacio que podría dedicarse a la formación ciudadana y en derechos humanos, o a estudios sociales acordes a las demandas específicas que las sociedades contemporáneas exigen.


Obligatoriedad de la enseñanza religiosa


El articulo 28 ñ del Anteproyecto, haciendo gala de una economía de palabras asombrosa, convierte en obligatoria la religión para los estudiantes de la educación primaria, la integra a los planes de estudio y a los horarios de clase y, finalmente, concede a las autoridades eclesiásticas el poder de habilitar a los docentes encargados de impartir tal enseñanza.


Observaciones

  • Aun cuando los articulados declaran atender a la pluralidad religiosa existente en la provincia, la experiencia reciente indica que alcanzar ese objetivo es operativamente imposible. Mientras el articulo 28 ñ indica que la enseñanza obligatoria impartida debe atender “a la creencia de los padres y tutores, quienes deciden sobre la participación de sus hijos o pupilos”, y el artículo 8 j aclara que entre los fines de la educación se encuentra “asegurar a los padres o tutores que sus hijos o pupilos reciban en la escuela pública la educación religiosa que esté de acuerdo con sus propias convicciones”, la pregunta sin respuesta es sobre cómo garantizar la enseñanza simultánea de la religión católica, evangelista, mormona, o aquella que profesan los testigos de Jehová, el Islam o el Judaísmo, etc. Preocupación que ni la ley ni el sentido común más elemental parecen poder responder.
  • Tampoco se indican las actividades a realizar por los niños que, por decisión de los padres, no participen de los horarios de clase, ya porque sean practicantes de otros cultos, ya porque no practiquen ninguno.
  • Tales disposiciones, en términos prácticos, hacen peligrar los objetivos de la modalidad de “Educación Intercultural y/o Bilingüe” (Capítulo XIII del anteproyecto) que, al no contar con instituciones eclesiásticas oficialmente reconocidas (Artículo 9) que administren las creencias milenarias de esos pueblos y que deberían “habilitar” y dar el “aval” al docente encargado de impartir esa enseñanza, deberán, dada la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, asistir a clases de religión que contradicen la letra del artículo 60 de la misma Ley, que afirma que los pueblos originarios tienen derecho a “recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales”. Un análisis general de la Ley indica claramente que, más que fortalecer las pautas culturales de los pueblos indígenas, la ley sigue favoreciendo un proceso de aculturación de esas comunidades, tal como viene sucediendo hace quinientos años.
  • En el marco de la educación religiosa obligatoria para el nivel primario, produce profunda alarma anticipar cuál será la interpretación y el sentido del articulado que dispone que entre los objetivos de la educación primaria (Capítulo IV, Artículo 28 L) se encuentra el de “garantizar una educación que promueva el derecho a la vida y su preservación, a través de la (…) educación sexual integral…”. Nadie desconoce que tal problemática, la del aborto, es hoy objeto de un profundo debate del que participan distintos sectores que, a diferencia de la Iglesia católica no tendrán en la escuela pública, sostenida por todos los credos y los sectores no religiosos, el púlpito exclusivo desde el cual difundir su visión.
  • En igual sentido, resulta difícil conciliar una escuela con objetivos tendientes “al acceso a saberes comunes” (art. 28 b), “la producción y recepción crítica de los discursos mediáticos” (art. 28 e), “fomentar el desarrollo de la creatividad y la expresión…” (art. 28 h), “conocer y valorar críticamente nuestra historia salteña, tradición, patrimonio cultural y sus expresiones como el arte y el folklore…” (art. 28 m), en un contexto de enseñanza religiosa que, como todos los dogmas, ofrecen respuestas automáticas a las preguntas que mueven a hombre y mujeres al conocimiento. Las religiones, por naturaleza, cierran la discusión en nombre de la Fe; el espíritu crítico, en cambio, precisa cuestionarlo todo.


Creación de la Modalidad Humanista Moderna


El anteproyecto de Ley incorpora a la estructura del Sistema Educativo Provincial la Modalidad Humanista Moderna (Capítulo II, Artículo 19). A su vez, el Capítulo IX, Artículos 46 y 47, establece precisiones sobre cómo organizarla. En el primer capítulo mencionado se establece que tal modalidad se hará extensiva a los niveles primarios y secundarios, centrándose en “la persona humana y su dignidad…”, mientras que en el artículo 47 se dispone que “el Ministerio de Educación, con participación de las instituciones educativas de esa modalidad, establecerá un diseño curricular articulado para los niveles de educación Primaria y Secundaria…”


Observaciones


Nada impide relacionar la creación de esta modalidad con el avance evidente de los sectores católicos hacia una mayor intervención en el dominio de lo público. La nueva modalidad responde a las mismas lógicas de la obligatoriedad de la religión en el nivel primario. En primer lugar, por los valores que desde allí se pretenden imponer. En segundo lugar, porque esa lucha por el terreno de los llamados “valores” asegura a tales actores sociales y sus respectivos cuadros el rol de diseñadores privilegiados de las políticas públicas.


En ese cuadro, la creación de la modalidad puede ser criticada, por lo menos, en las tres dimensiones que a continuación se detallan:


Sobre los valores potenciales a impartir


En nuestra provincia existen sólo cuatro instituciones con esa modalidad: todas ellas se vinculan directamente con la Iglesia y comparten una profunda homogeneidad de criterios en cuanto a los objetivos y líneas de trabajo desplegados. Dos de esas instituciones se encuentran en el interior de la provincia, una en La Merced y otra en la ciudad de Metán, el Colegio Mayor Roberto Tavella; las dos restantes se hallan en la ciudad capital: el Seminario Menor de Salta “San Buenaventura” y el Bachillerato Humanista Moderno. Sin lugar a dudas, este último aparece como una institución con gran capacidad de influencia sobre el resto de las instituciones y con una larga tradición e historia que lo vinculan a la jerarquía eclesiástica y a la provisión de cuadros políticos y técnicos a varias gestiones de gobierno de nuestra provincia. Una lectura rápida de los objetivos, líneas de trabajo e idearios de esa institución permite prever el perfil de modalidad que se inaugurará en la provincia en lo inmediato. Para aproximarnos al análisis de esos aspectos, alcanza con visitar el sitio web de la institución.


Algunos de los objetivos de esa institución rezan del siguiente modo: “Es objetivo fundamental de la educación impartida por el B.H.M. la formación integral del Hombre, creado a imagen y semejanza de Dios y redimido por Cristo”, “Prepara la inteligencia en la sabiduría, particularmente la formación moral de la conciencia en la fidelidad a la ley de Dios…”, “Promueve la apertura hacia lo trascendente, porque con la luz de la revelación, la criatura humana descubre el sentido de su historia…”, “Forma integralmente al alumno para que se incorpore a la sociedad actual, ejercitándolo en la práctica de la moral católica y de la recta conciencia cívica.”


En cuanto a las líneas de trabajo que se proponen, resalta la Formación Humana, en donde destaca la preocupación por la “la formación moral de la conciencia en la fidelidad a la ley de Dios”. En cuanto a la Formación Humanística Clásica Moderna, hay coincidencia entre lo que promueve el anteproyecto de ley -“el estudio de la lengua y la cultura grecolatinas” (Artículo 46) - y lo que propone el plan de estudios del B.H.M., que incluye cinco disciplinas básicas: latín, griego, castellano (literatura), filosofía e historia. Finalmente, y en lo que hace a la línea de trabajo denominada como Formación Cristiana, se afirma que “en Cristo y por Cristo se ilumina el misterio del hombre y así puede llegar a ser una imagen más cabal y perfecta de su Creador.”


Resulta indispensable también mencionar el primer punto de los idearios de la institución. En éste se cita a Juan Pablo II quien, para definir al “humanismo auténtico”, declaraba encontrar su “fundamento en la dignidad del hombre, que Cristo con su muerte elevó al plano de hijo de Dios, [y que] supone la síntesis de los elementos culturales de todos los tiempos y su integración en función de valores supremos e inmutables”.


Conviene aclarar en este punto que tal concepción de la Historia y de los hombres pueden impugnarse desde reflexiones surgidas desde el interior mismo de la iglesia católica y promulgadas por el Concilio Vaticano II (1963), que aportó las bases conceptuales imprescindibles para nuevas concepciones de la Iglesia y del sacerdocio, las cuales dieron lugar, inclusive, a experiencias renovadoras como el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. Sobresale, entre los teóricos de ese movimiento, la figura y el pensamiento del jesuita Karl Rahner, perito en el mencionado Concilio y quien, partiendo de reflexiones filosóficas contemporáneas abandonó las concepciones objetivas globales en las que los hombres aparecían como puntos sujetos a normativas universales e inamovibles, para partir de la vida concreta de esos hombres y los problemas específicos con los que se enfrentaban. Tal concepción, que provocó la revisión de numerosas concepciones al interior de la Iglesia, arrojándola a un compromiso mayor y/o directo con la realidad de los pueblos y sociedades, está ausente en la concepción de las instituciones a las que el anteproyecto de ley designa como diseñadoras de la currícula de la nueva modalidad.


Anacronismo de la modalidad


Históricamente, las modalidades de los sistemas educativos formaron parte de otra de las funciones que desde siempre tuvo la escuela en la época moderna: aportar al modelo de desarrollo social, función esta que, en la modernidad, y a raíz de la complejización y diversificación de las actividades económicas, demandaba de la educación la tarea de formar a las personas para el mundo del trabajo, aspecto éste que se expresaba en la implementación de diferentes modalidades. Por ello mismo, analizar las modalidades que un gobierno plantea para el sistema educativo resulta imprescindible para identificar al modelo económico perseguido por ese mismo gobierno. Así por ejemplo, resultó claro que en la década del 90 la reforma educativa buscaba formar personas para los “servicios”, mientras que la Nueva Ley de Educación Nacional N° 26.206 declara apostar a una revalorización de las escuelas técnicas en función del manifiesto interés por un modelo económico asentado en la recuperación de la industria.


El anteproyecto de ley del Gobierno provincial hace suyas las modalidades presentes en la Ley Nacional 26.206 (Técnico Profesional, Artística, Especial, Permanente de Jóvenes y Adultos, Rural, Educación Intercultural, Educación en contextos de privación de libertad y Hospitalaria), pero crea una modalidad que resulta ajena no sólo a las problemáticas específicas (económicas, sociales, etc.) de la sociedad salteña, sino también a cualquier modelo de desarrollo moderno, en donde el rol del conocimiento y el objetivo de generar una inteligencia colectiva, capaz de renovar constantemente la técnica en un clima de experimentación y de libertad, resultan cruciales.


La impertinencia podría explicarse por la existencia de sectores convencidos de la necesidad de inculcar “valores trascendentes” en un escenario del cual estarían ausentes, tal como lo hemos venido señalando hasta ahora para explicar el avance de los sectores católicos, que atribuyen a esa ausencia los problemas de violencia, poca solidaridad, adicciones, suicidios, individualismo, etc. Pero la impertinencia puede explicarse también en términos políticos, en tanto el anteproyecto de ley reafirma la alianza política que incluye a los actores vinculados a la Iglesia quienes, además, encuentran en las lógicas del mercado y en la apertura de la educación al mismo, beneficios económicos evidentes en tanto proveedores importantes del “servicio” educativo y que el presente anteproyecto de ley le garantiza cuando en el Título V “Educación de gestión Privada” declara:

  • “Tendrán derecho a prestar estos servicios la Iglesia Católica y las confesiones regiliosas inscriptas en el Registro Nacional de Cultos;…” (Artículo 76)


Igualmente, conviene destacar que los aspectos conservadores presentes en el anteproyecto de ley, están plasmados también en lo referido a las formas de participación de la comunidad educativa en el diseño y la organización instituciones de las distintas unidades educativas. Al respecto, resulta sumamente curioso que el método empleado por los autores del anteproyecto consistió en realizar modificaciones, que e una lectura rápida no se perciben, a los articulados de la Ley de Educación Nacional 26.206 que a continuación se detallan:

  • En el anteproyecto de ley provincial se agrega como un valor fundamental en la formación de los estudiantes la “espiritualidad” (Artículo 6), aspecto este que no aparece en la Ley Nacional por ser un término mucho más ligado a la religión que tanto peso tiene en el anteproyecto local.
  • En el anteproyecto de ley provincial (Artículo 8 k) la ley reclama “asegurar la participación de docentes, familias y estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles…”, un articulado que omite la palabra “democrática”, presente en la Ley Nacional 26.206, que manifiesta lo siguiente “Asegurar la participación democrática de docentes, familia y estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles…” (Artículo 11 de Ley de educación Nacional 26.206).
  • Con respecto a la exclusiva participación de los estudiantes en las unidades educativas, el anteproyecto de ley provincial también parece preparar el terreno para contener la participación de los mismos, al declarar que se promoverá “la participación activa de los estudiantes con sentido educativo” (Artículo 8 y), sin que quede claro qué se entiende por “sentido educativo” ni quién definirá su carácter.
  • Asimismo, se establece que el gobierno del sistema educativo corresponde al Ministerio de Educación y a sus respectivas secretarías y direcciones, a las que se suman “las conferencias regionales, provinciales y zonales de educadores…” (Artículo 110). Estas últimas son definidas como un órgano de participación de los educadores provinciales que, debiéndose reunir periódicamente para el análisis, discusión y reflexión acerca del estado de la educación (Artículo 114), están privados de cualquier tipo de participación real, por cuanto se aclara que “sus decisiones toman la forma de recomendaciones” (Artículo 115)


Aspectos económicos prácticos


Los debates académicos que se han realizado en torno al anteproyecto de ley provincial coincidieron en calificar al mismo como un documento atravesado por la “desprolijidad”. El término hacía alusión a un cuerpo de ideas inconexo, ecléctico. Un collage de nociones y valores que no muestran una concepción homogénea en torno al modelo social perseguido y al rol que las escuelas debían jugar en el marco de ese proyecto. La medida de referencia al respecto la constituía la Ley de Educación Nacional 26.206 a la que los analistas, sin por ello mostrar acuerdo con la misma, le reconocen una orientación clara e identificable en cuanto al proyecto global pretendido.


En el caso provincial, dicha “claridad” está ausente por la evidente superposición de concepciones del mundo que, siendo en algunos casos diferentes, en otros son totalmente antagónicas. Una explicación del fenómeno nos obliga a detenernos en más de un aspecto: la necesidad del Gobierno provincial de encuadrar su propuesta según los lineamientos de la Ley de Educación Nacional; el tipo de alianza política realizada en nuestra provincia para acceder al gobierno, que incluyó sectores con concepciones distintas del mundo y la sociedad subordinadas en su momento a objetivos electorales y, finalmente, la presencia de concepciones distintas que conviven en una administración, sin que ninguna de ellas posea la fuerza suficiente para darle una dirección política e ideológica al conjunto de la gestión.


Las contradicciones, sin embargo, se saldan en materia educativa por el hecho de que, sin explicitarlo, la educación está contemplada como un servicio abierto a la comercialización que permite, por ejemplo, a todos los sectores, incluidos los católicos, beneficiarse con la venta de ese bien, y que con la creación de la nueva modalidad posibilitará generar nuevos establecimientos educativos, crear nuevas técnicaturas y especialidades aranceladas destinadas a formar a los profesionales de la misma, organizar cursos de capacitación, perfeccionamiento, postítulos, etc. y también aportar a una mayor cantidad de cuadros políticos y técnicos en el gobierno de la educación. Todos aspectos que, en la letra del anteproyecto de ley, el Estado se obliga a fomentar.






[1] Los organismos multilaterales de crédito han mostrado, en las últimas dos décadas, un abierto interés por las cuestiones relacionadas con la educación. El Banco Mundial, por ejemplo, creado en 1944, recién en 1963 comenzó a otorgar créditos para la educación, aunque sólo en 1980 produjo el primer documento oficial sobre la materia. Desde fines de esa década, la incidencia directa aumentó hasta convertirse en fundamental. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene en la actualidad gran importancia en el financiamiento educativo. Se estima que la deuda de la provincia con el BID es de 21.8 millones de pesos. Cifra poco importante si uno la compara con la que el ejecutivo municipal solicitó originalmente para la construcción el Centro Cívico Municipal, pero suficiente para incidir en el diseño de las políticas educativas.

martes, 23 de septiembre de 2008

Puntos para una Ley de Educación alternativa

A raíz de la convocatoria del pasado viernes 19 de septiembre en el Complejo de Bibliotecas y Archivos de la Provincia, realizada por el ISEPCi Salta y docentes de la carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Salta, en donde se llevó a cabo el panel debate "La Ley de Educación Provincial: de la crítica a la propuesta", se acordó desarrollar una primera reunión de trabajo, el día jueves 25 de septiembre, a las 18 hs, en la Sala Cabezas del Ex Rectorado de la UNSa (Buenos Aires 177), con el objetivo de trascender los diagnósticos y encaminar la discusión hacia una instancia de materialización de las propuestas.
Es por ello que se invita a todos aquellos interesados en participar de la elaboración de las mismas, a fin de sintetizar y potenciar los discursos que, a través de un Diputado Provincial que participó del primer encuentro y otros que se oponen al anteproyecto de ley oficial, puedan incidir en el debate legislativo que se aproxima.
La invitación, entonces, se hace extensiva a todos los interesados, con el objetivo de debatir y concensuar tal documento, y apostar a incidir en el tratamiento de un aspecto estratégico en la sociedad salteña como lo es una Ley de Educación Provincial.
ISEPCi Salta

martes, 2 de septiembre de 2008

Gerardo Bavio: “Queda mucho por hacer”


Gerardo Bavio fue intendente en Salta durante la gobernación de Miguel Ragone. Terminó detenido durante la gestión de Isabel Perón. Esta semana visitó Salta para trazar nuevos proyectos. Habló sobre el Gobierno nacional (y no se guardó sus críticas), sobre la justicia que se empieza a conseguir en otras provincias y acerca de por qué en Salta todo sigue en el silencio.



Daniel Medina
(Prensa - ISEPCi Salta)

Jueves. Acaban de leer la sentencia contra Bussi y hay un hombre que ha estado pegado al televisor escuchando, al que se le dibuja una mueca que se parece a la satisfacción. Minutos después empieza esta entrevista con ese hombre, que está más lúcido que nunca. Es Gerardo Bavio, que volvió a Salta, tierra en la que fue intendente durante la gestión del entonces gobernador Miguel Ragone. Fue partícipe de nuestra breve primavera. Tuvo que renunciar a ese cargo en los primeros meses de 1974. “Yo no me fui de Salta; en realidad a mí me sacan de Salta”, explica.
Por estos días estuvo en la provincia a raíz de que la Universidad Nacional de Salta, de la mano de su rectora, la ingeniera Stella Pérez de Bianchi, le entregara el título de profesor honorario en un acto académico llevado a cabo en el marco del Primer Encuentro Provincial de Políticas Sociales, organizado por la Secretaría de Políticas Sociales. También participó de una reunión con los representantes del ISEPCi (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana), filial Salta. Como se puede inferir, Bavio, con sus casi ochenta años, no ha dejado de participar en política y tiene una función activa en el ISEPCi de Tucumán.

Para entender cómo Bavio llega a Tucumán, primero hay que entender por qué se va de Salta. Cada detalle de esos años está perfectamente grabado en su memoria. “A fines de noviembre del 74, el gobierno de Isabel decreta el estado de sitio, creo que el 8 de noviembre, y a los dos o tres días hay una ola de detenciones, y me detienen a mí y a varios compañeros. Entre los detenidos estaban Pablo Outes, Farjat Salim, Urrutia, Tártalos, Paulino Aramayo, Hugo Cejas, que habían desempeñado tareas, algunos incluso habían sido funcionarios de Ragone. Un caso excepcional es el de Farjat Salim, que era Ministro del poder judicial, y de acuerdo a la Constitución no se lo podía detener sin previo juicio y sin embargo lo detuvieron igual. A fines de diciembre nos trasladaron a Devoto. Estuve tres meses detenido, salgo a fines de febrero del 75, por gestiones de un tío mío, Ernesto Bavio, que tenía influencias en el Gobierno, amistades, porque fue senador nacional e hizo gestiones para que me sacaran. Me aconsejó que me vaya del país, pero yo tenía un compromiso con mis compañeros, no me podía ir”.

Bavio se queda en Buenos Aires, no se va del país y decide arriesgar el pellejo porque militaba desde el 69 en la organización Montoneros y estaban intentando conformar el Partido Peronista Auténtico. Allí se encontraban él, algunos ex gobernadores, Miguel Bonasso y Ernesto Jaureche, entre otros. “Con ellos armamos una junta promotora del Partido Peronista Auténtico, que duró hasta el 75; a fines de ese año, la cosa era muy difícil, la Triple A ya estaba asesinando gente y todos nosotros estábamos, evidentemente, en la lista de los objetivos, los blancos móviles, como decían ellos”, recuerda Bavio.

Volver a pisar Salta era suicida. Pero Bavio logra hacerse tres escapadas, para ver a su familia y, en una ocasión, para impulsar en la provincia la conformación de una junta promotora del Partido Peronista Auténtico. A Bavio esa idea no le cerraba del todo: se habían abierto sedes en otras provincias, como Mendoza, pero él sabía que en Salta y en Tucumán era imposible. Aun así hace el viaje. “En una de las venidas, en septiembre del 75, surgió en una de esas reuniones la necesidad de incorporar a Miguel Ragone en el proyecto del partido Peronista Auténtico. Pero hacer ese proyecto acá no duraba más de 24 horas, era ser boletas. Igual vinimos, por separado, hasta esas precauciones nos tomamos, y armamos una reunión con Ragone en la casa de mi madre, ahí en España al 900. En la reunión estaba Martínez Vaca, Juan Carlos Villamayor, Elisa López (ex legisladora ya en esa época), y un grupo de gente más allegada a Ragone en esa época. Ragone estaba también tratando de armar algo, en vistas a una posible futura elección (algo que hoy parece utópico, imposible), pero hay que recordar que el gobierno nacional había planteado que iban a haber elecciones”, relata Bavio. En esa reunión le plantean a Ragone lo que estaban haciendo; pero éste les dice que en Salta no era factible abrir un lugar sin que, en menos de 24 horas, le pongan una bomba o sin que empiecen a secuestrar y desaparecer gente. Ragone pensaba en dar la lucha dentro del peronismo en Salta.

“Evidentemente la fuerza con máximo respaldo popular que había en Salta en esos años era la de Ragone. Tuvo el respaldo de la población, lo demostró todo el tiempo, no sólo en las elecciones. Lo demostró en ese intento de toma de gobierno en septiembre del 73, año en que tuvieron lugar hechos fundamentales. Ganó la fórmula Perón-Perón. Sin embargo, a los dos días se da este hecho trágico, que es el asesinato de Rucci, que se imputa a un sector de Montoneros. Nosotros militábamos en esa agrupación, pero nos pareció un error político -y además ético-, haber provocado la muerte de un individuo criticable, muy criticable… pero no había que cometer ese error. Y al día siguiente hubo una misa, se juntó mucha gente antirragonista y ese mismo día, al salir de la misa, invadieron la Casa de Gobierno. Ahí estaban la derecha peronista, la burocracia sindical…Acá en Salta nos conocemos todos… Estaban los viejos orejudos del partido conservador. Ese intento duró poco, porque la plaza se llenó de las bases del pueblo que apoyaban a Ragone y los que se habían metido sólo pudieron salir cuando Ragone garantizó su seguridad”, evoca, sin perder los más mínimos detalles y añade: “Ragone tenía un apoyo popular indudable. Nadie le iba a disputar dentro del partido. Entonces tenía razón en ese sentido. En lo que nos equivocamos es en que iban a haber elecciones… Si él se hubiera ido a Buenos Aires con nosotros, quizá se hubiera salvado. A los pocos meses lo secuestraron”.

Entonces llegó marzo del 76 y el fin de ese proyecto; pero no de la labor de Bavio “Seguimos trabajando, con mucho cuidado seguimos trabajando e investigando. Siempre con el máximo cuidado. Yo investigaba sobre la realidad económica y social que se estaba viviendo y sobre los que estaban manejando la economía y política de aquella época. Algunos de esos trabajos tuvieron repercusiones, fueron importantes para entender la base política y social de la dictadura”, dice.

Finalmente se tuvo que exiliar en México, donde vivió desde 1978. Trabajó en la Universidad, de la cual guarda gratos recuerdos. Vuelve a la Argentina recién en los 90. Hubiera regresado antes, pero tenía una causa abierta y hubiera caído detenido. Lo acusaban a él y a los que habían realizado un documento crítico a la conducción de Montoneros, de asociación ilícita. Ese documento había sido firmado por Bavio y por otros, como Miguel Bonasso y el poeta Juan Gelman.

Bavio habla del drama del “des-exilio” y entonces hay algo de nostalgia en su voz, pero en ningún momento –y pese a todo lo que ha vivido- deja de parecer un hombre alegre. “Se vuelve y se encuentra otro país y otra gente, y algunos lo reciben a uno con dureza y además no hay laburo. Estaba muy difícil la cosa. Mi mujer era de Tucumán, ella consiguió trabajo ahí y después yo también. Me quedé en Tucumán por un tiempo”.

Hay un contraste entre el fallo que se dictaminó contra Bussi en Tucumán y lo que sucede en Salta. En esta provincia, los tiempos parecen ser otros. Mientras en el resto del país los juicios y las condenas se llevan a cabo, en Salta el silencio se mantiene. “Esta mañana pude hablar con una abogada muy querida que está en eso y me dijo que acá está densa y empantanada la cuestión, y que incluso hubo retrocesos (como el caso de Lona). Hay que tener en cuenta que la Justicia argentina ha sido un aparato utilizado por la dictadura y que todavía quedan estructuras que hacen que se posterguen algunas cuestiones, como las de Ragone y Palomitas.”

La lucha actual


Gerardo Bavio sigue trabajando en política. Es parte del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, filial Tucumán. Desde allí asume una postura crítica en cuanto al gobierno nacional, sin negarle el reconocimiento por avances en algunas áreas como la de Derechos Humanos; pero está conciente de que falta mucho por hacer.


“No hay todavía una construcción política o un proyecto nacional claro. Cuando los Kirchner hablan de un país distinto, tienen razón, pero no dan detalles de cómo se conforma ese país distinto ni cuáles son los caminos que hay que seguir para construirlo”, afirma. También señala que el conflicto del campo ha puesto de manifiesto esas falencias (un conflicto que no estuvo suficientemente bien manejado desde el comienzo), de no haber hecho un proyecto más serio, de reindustrialización del país. “Todo eso son fallas que estamos tratando de mejorar. Hay que hacer un apoyo crítico. Cuando hay un conflicto con la oposición apoyamos al Gobierno, porque sabemos para donde tira la oposición, pero sabemos que el Gobierno nacional tiene falencias y todavía está muy apegado a la coyuntura”, sentencia.

“En el ISEPCi de Tucumán y en todo el país estamos trabajando en llenar esos huecos que se presentan. En el tema nacional hay proyectos concretos sobre la redistribución de la riqueza. Estamos trabajando en la Ley de radiodifusión. La que tenemos viene de la época de la dictadura militar y tenemos que transformarla. Estamos trabajando en el área educativa, en una nueva ley de educación superior y también estamos viendo la realidad de Tucumán y del noroeste argentino, de los reclamos federales, de las vías de integración para la región”.

miércoles, 30 de julio de 2008

Debate: Los “medios” interpelados

Convocados por el Instituto de Investigación social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi-Salta), historiadores y periodistas salteños debatieron en el Complejo de Bibliotecas de nuestra ciudad sobre "Medios de comunicación y lenguajes políticos en el siglo XXI". El disparador fue la "Carta Abierta", el documento firmado durante el conflicto del campo por más de 700 intelectuales, que pusieron en la mesa de discusión, entre otras cosas, el rol de los medios de comunicación y sus capacidades para orientar el desarrollo de ciertos conflictos.

DOM
La crisis generada por el llamado conflicto del campo, puso en evidencia situaciones o facetas que hasta el momento habían pasado desapercibidas, confirmando que los tiempos de crisis son ideales para realizar análisis a fondo. Acaso por este motivo, y a raíz del debate suscitado por el espacio “Carta Abierta”, donde numerosos intelectuales expresan su postura ante la situación política actual y el rol de los hombres de la cultura en el proceso político presente, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi-Salta) convocó a una charla debate sobre "Medios de comunicación y lenguajes políticos en el siglo XXI", de la que participaron el licenciado Rubén Correa, el periodista Héctor Alí (Nuevo Diario y FM Ya) y el historiador Daniel Avalos, en representación del Instituto.
La “Carta Abierta”, que sirvió como disparador del encuentro, es un documento producido por reconocidos intelectuales, que parecen romper con la tradición académica que, durante décadas, prescindió de las valoraciones éticas y los planteos políticos en nombre del rigor científico. “Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones –comprensible objeto de litigio– dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional…”, comienza diciendo el texto, al que adhirieron personalidades como Horacio Verbitsky, Nicolás Casullo, Ricardo Forster, Jaime Sorín, David Viñas, Norberto Galasso, Noé Jitrik, Horacio González y José Pablo Feinmann, entre otros.
El mismo documento identifica a los medios de comunicación como un actor central en el desarrollo de los procesos políticos actuales: “En la (…) confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente «la realidad» de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen «la verdad» sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan”.
La carta completa se puede leer en: http://www.cartaabierta.es.tl/ y fue difundida por el ISEPCI-Salta, que además inició una campaña de adhesión a la misma, la cual ya recibió el apoyo de decenas de personas, entre las que se incluyen académicos universitarios, funcionarios provinciales, docentes y jóvenes periodistas, a través de la citada página y del blog del Instituto.

Las intervenciones


Daniel Avalos, miembro del ISEPCi-Salta, ante más de medio centenar de concurrentes, destacó la importancia del documento por intentar romper con tradiciones académicas que, en nombre de la objetividad, reclaman saber “cómo son las cosas”, prescindiendo de valorarlas como buenas o malas y prescindiendo, aún más, de la pregunta política acerca de cómo conseguir que los procesos se orienten hacia los puertos deseados. Si la primera parte de su exposición estuvo marcada por un intento de identificar los orígenes de esas tradiciones académicas y la ruptura con esos argumentos, presente en la Carta Abierta, la segunda parte de su exposición se inició con la afirmación de que los medios, efectivamente, tienen gran capacidad para instalar una noción de verdad que no necesariamente supone una adecuación entre lo que alguien dice de una cosa y lo que esa cosa efectivamente es. Al tratar de buscar las causas que determinan esa situación, concluyó que, a diferencia de lo que algunas certezas del progresismo y la izquierda suponían, el capital concentrado ha logrado efectivizar una revolución comunicacional capaz de sujetar las conciencias, con lo cual cualquier progresismo no perezoso debe plantearse, hoy, la necesidad de tener una política comunicacional para la emancipación, algo que, enfatizó, el gobierno nacional no tuvo durante el desarrollo del reciente conflicto.
El historiador Rubén Correa, por su parte, tuvo ejes menos claros de intervención. Mechó una fuerte defensa de la Universidad, el relato de experiencias personales en ese ámbito y una postura critica a los intelectuales firmantes de la “Carta Abierta”, remarcando que percibía en ellos un gran desconcierto. Sostuvo así que la derrota del kirchnerismo en el conflicto del campo se debió a que no ha podido asimilar el eclecticismo, donde los aliados no terminan de ponerse de acuerdo, mientras del otro lado, la derecha, siempre ha sido pragmática y ha tenido un horizonte claro. Asimismo, criticó fuertemente al gobierno provincial, por la incapacidad para cumplir promesas o por imponer una enorme burocracia que paraliza todo proyecto, como el de modificar el nombre de las calles, que actualmente están nominadas en homenaje a ex represores.
Héctor Alí fue el cable a tierra de análisis más generales. Afirmó que la tarea del periodista está mucho más vinculada a la crónica diaria, restándole posibilidades para otro tipo de análisis. Y aun cuando manifestó que existieron ejemplos de preguntas capciosas y un uso interesado de las presentaciones, concluyó que el tema del campo fue sobredimensionado, al habérselo comparado con intentos de golpes de estado y aseguró que este tema también sirvió para opacar o tapar otros problemas que se suscitaron en ese período. Defendió la labor de los medios de comunicación, y sostuvo que él había notado objetividad en el tratamiento del conflicto. Expresó, finalmente, que no comparte algunos fragmentos de la carta, como por ejemplo aquel que manifiesta que los medios “gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo”.


Finalizadas las disertaciones, los concurrentes hicieron uso de la palabra. El denominador común de las intervenciones fue el de una postura crítica a los medios de comunicación y el apoyo a las retenciones como mecanismo de distribución de la riqueza que, sin embargo, no suponía un apoyo a la gestión del gobierno nacional.

martes, 15 de julio de 2008

Carta Abierta

A los intelectuales, a los artistas , a los docentes universitarios y a los periodistas salteños: en un contexto de fuerte pugna política, ante un nuevo intento de la derecha nacional de conformar un bloque de poder que no tolera ningún intento de redistribución de la riqueza e intenta imponer un modelo de país acorde a sus exclusivos intereses; atendiendo a que el llamado “conflicto del campo” ha colocado en la mesa de discusión aspectos que ya trascienden las medidas concretas y los comportamientos de funcionarios y que tal proceso ha generado que sectores importantes de la intelectualidad nacional intervengan en la discusión forjando espacios de debates y organización como el llamado “Espacio Carta Abierta”, el ISEPCI-Salta invita y convoca a la intelectualidad salteña a adherir a la misma y organizar en nuestra provincia espacios de debate de ideas y análisis que aspiren a intervenir activamente en el proceso política y social de hoy. Porque ciertos aspectos de nuestra realidad nacional son demasiado importantes para dejarlos en manos exclusivas del gobierno.

Este documento fue presentado en la librería Gandhi de Buenos Aires por una mesa conformada por Horacio Verbitsky, Nicolás Casullo, Ricardo Forster y Jaime Sorín. Fue firmado por más de 750 intelectuales, entre los que se cuentan decanos de la UBA, David Viñas, Norberto Galasso, Noé Jitrik, Horacio González, José Pablo Feinmann y muchos más nombres, que por limitaciones de espacio es imposible reproducir.

Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones –comprensible objeto de litigio– dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental.
Esta atmósfera política, que trasciende el “tema del agro”, ha movilizado a integrantes de los mundos políticos e intelectuales, preocupados por la suerte de una democracia a la que aquellos sectores buscan limitar y domesticar. La inquietud es compartida por franjas heterogéneas de la sociedad que más allá de acuerdos y desacuerdos con las decisiones del Gobierno consideran que, en los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político. No ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país. Y, fundamentalmente, reabriendo la relación entre política, Estado, democracia y conflicto como núcleo de una sociedad que desea avanzar hacia horizontes de más justicia y mayor equidad.Desde 2003 las políticas gubernamentales incluyeron un debate que involucra a la historia, a la persistencia en nosotros del pasado y sus relaciones con los giros y actitudes del presente.Un debate por las herencias y las biografías económicas, sociales, culturales y militantes que tiene como uno de sus puntos centrales la cuestión de la memoria articulada en la política de derechos humanos y que transita las tensiones y conflictos de la experiencia histórica, indesligable de los modos de posicionarse comprensivamente delante de cada problema que hoy está en juego.En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente “la realidad” de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen “la verdad” sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.Esta práctica de auténtica barbarie política diaria, de desinformación y discriminación, consiste en la gestación permanente de mensajes conformadores de una conciencia colectiva reactiva.Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social.En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. Tomar conciencia de nuestro lugar en esta contienda desde las ciencias, la política, el arte, la información, la literatura, la acción social, los derechos humanos, los problemas de género, oponiendo a los poderes de la dominación la pluralidad de un espacio político intelectual lúcido en sus argumentos democráticos.Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado. De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política. Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal de país. La relación entre la realidad política y el mundo intelectual no ha sido especialmente alentada desde el gobierno nacional y las políticas estatales no han considerado la importancia, complejidad y carácter político que tiene la producción cultural.En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales.Esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país, sino en el actual Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Correa, en la Venezuela de Chávez, en el Chile de Bachelet, donde abundan documentos, estudios y evidencias sobre el papel determinante que asume la contienda cultural y comunicativa y las denuncias contra los medios en manos de los grupos de mercado más concentrados. Es también en esta confrontación, que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos.Reconociendo los inesperados giros de las confrontaciones que vienen sucediéndose en esta excepcional edad democrática y popular de América latina desde comienzos de siglo XXI, vemos entonces la significación que adquiere la reflexión crítica en relación con las vicisitudes entre Estado, sociedad y mercado globalizado. Uno de los puntos débiles de los gobiernos latinoamericanos, incluido el de Cristina Fernández, es que no asumen la urgente tarea de construir una política a la altura de los desafíos diarios de esta época, que tenga como horizonte lo político emancipatorio.Porque no se trata de proponer un giro de precisión académica a los problemas, sino de una exigencia de pasaje a la política, en un tiempo argentino en el que se vuelven a discutir cuestiones esenciales que atraviesan nuestras prácticas. Pasaje hacia la política que nos confronta con las dimensiones de la justicia, la igualdad, la democratización social y la producción de nuevas formas simbólicas que sean capaces de expresar las transformaciones de la época. En este sentido es que visualizamos la originalidad de lo que está ocurriendo en América latina (más allá de las diferencias que existen entre los distintos proyectos nacionales) y los peligros a los que nos enfrentamos, peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa.Teniendo en cuenta esta escena de nuestra actualidad, nuestro propósito es aportar a una fuerte intervención política –donde el campo intelectual, informativo, científico, artístico y político juega un rol de decisiva importancia– en el sentido de una democratización, profundización y renovación del campo de los grandes debates públicos. Estratégicamente se trata de sumar formas políticas que ayuden a fecundar una forma más amplia y participativa de debatir.Nos interesa pues encontrar alternativas emancipadoras en los lenguajes, en las formas de organización, en los modos de intervención en lo social desde el Estado y desde el llano, alternativas que puedan confrontar con las apetencias de los poderes conservadores y reactivos que resisten todo cambio real. Pero también que pueda discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. Una nueva época democrática, nacional y popular es una realidad de conflictos cotidianos, y precisa desplegar las voces en un vasto campo de lucha, confiar, alentar e interactuar.En este sentido, sentimos que las carencias que muchas veces muestra el Gobierno para enfocar y comprender los vínculos, indispensables, con campos sociales que no se componen exclusivamente por aquellos sectores a los que está acostumbrado a interpelar, no posibilitan generar una dinámica de encuentro y diálogo recreador de lo democrático-popular. Creemos indispensable señalar los límites y retrasos del Gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política desde el poder real que ejerce y conduce al país (no desde la mera teoría), situando tal tema como centro neurálgico del conflicto contra sectores concentrados del poder económico.Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio político plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. Experiencia que se instituye como espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el Gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente, sin perder como espacio autonomía ni identidad propia. Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación.

Publicada el 15 de mayo de 2008 en Página/12

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martes, 10 de junio de 2008

El conflicto del campo: un debate político



El Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana ISEPCi-Salta, dio inicio el pasado viernes 6 de junio en el Complejo de Bibliotecas y Archivos de la Provincia al ciclo de conferencias titulado "Política, cultura y actualidad", que se llevarán adelante el primer viernes de cada mes. En la oportunidad se conformó una mesa panel que abordó el conflicto del campo, sus implicancias en lo económico, lo social y en lo político. Participaron el Diputado Provincial Dr. Carlos Morello, Movimiento Libres del Sur; el Ing. Lucio Yazlle, Ex Decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta; el Lic. Eduardo Arancibia Gutiérrez, Asesor y Consultor de empresas y el Lic. Daniel Avalos, Historiador y miembro del ISEPCi-Salta.





Los panelistas coincidieron en resaltar que una de las características principales del conflicto fue su politización. Ninguno de los presentes se escandalizó ante esa situación; por el contrario, enfatizaron que se trataba de un hecho positivo aun cuando, y en esto también coincidieron todos, tal condición fue consecuencia del manejo de los dirigentes de las entidades agropecuarias, que en el desarrollo del proceso reconocieron que sus planteos trascendían las reivindicaciones meramente económicas, permitiendo así no sólo discutir el tipo de país que se desea, sino también debatir el cómo llevar adelante ese modelo, que varía según los sectores de la sociedad.
En ese contexto, la mayoría coincidió en que la discusión de fondo no era tanto el cómo habían llevado adelante las negociaciones los dirigentes del campo y los funcionarios de gobierno, sino más bien si era legítimo y deseable que el Estado intervenga o no en las reglas de la economía.
Enmarcadas las intervenciones en este punto, los panelistas se concentraron, en distintos niveles, en explicar en qué consistía eso que el “campo” denominó la “oportunidad histórica”. Al analizar la misma, se hizo la obvia alusión a la favorable situación internacional que, para países productores de materias primas, implica la consolidación de las economías emergentes, principalmente asiáticas, algo que no sólo tiene que ver con el aumento de la población sino también con los profundos cambios en los hábitos alimentarios de países como China, por ejemplo, que provocan una demanda impresionante de granos, empleada para la producción de carne. Se recordó que los chinos, por ejemplo, comieron en el año 2005 cinco veces más carne que a fines de los años 80; que se precisan 3 kilos de granos para producir un kilo de ave y más de 6 kilos de granos para producir un kilo de carne vacuna, y se mostró, a continuación, cómo esa fenomenal demanda incidió en la estructura económica de países como el nuestro: 26 millones de hectáreas cultivadas en la campaña 2000-2001 y 30 millones en la campaña 2006-2007; que en igual periodo se pasó de los 67 millones de toneladas de producción a los 94 millones e, incluso, se destacó que además de los beneficios producidos por la comercialización de los productos debían visualizarse las ventajas patrimoniales del sector, teniendo en cuenta que la hectárea de tierra maicera en la región de Buenos Aires está valuada hoy en los 9.200 US$, muy por encima de los 3.200 US$ que costaban antes del boom de la exportación en el año 2002.
Analizado el favorable contexto internacional, se hizo alusión, sin embargo, a que la tan mentada “oportunidad histórica” está lejos de explicarse, exclusivamente, por la situación internacional, en tanto la otra pata de la misma era atribuible al modelo diseñado por el Estado nacional desde el año 2002 y que podía resumirse en la política cambiaria del “dólar alto”. Para el caso, los participantes no valoraron como bueno o malo a ese modelo, sino como una realidad que benefició a los sectores exportadores que, al contar con un esquema de 3 x 1, favoreció la producción doméstica y particularmente la destinada a la exportación siendo, precisamente, el “campo” sojero el sector más beneficiado. En este punto se precisó que la intervención del Estado en el mantenimiento de este tipo cambiario es crucial, en tanto es él, y no el mercado, el que mantiene este artificial tipo de cambio que favorece, precisamente, a los sectores exportadores y que, por lo tanto, las pretensiones de no intervención por parte del Estado en las reglas de la economía era un argumento falaz, en tanto era lógico que si el Estado interviene en la economía para mantener un dólar artificialmente alto, puede también intervenir para decidir qué hacer con las rentas extraordinarias que ese modelo genera para determinados sectores. Rentas que, además, sirven para que el Estado logre una política de superávit fiscal, necesaria para adquirir dólares en el mercado cambiario dependiendo menos de otras fuentes de financiación, como la emisión monetaria o el endeudamiento.
Recién entonces las intervenciones giraron en torno a las retenciones. No sólo porque ellas representaran el disparador de un conflicto que superó los 85 días, sino también como un símbolo que pudiera representar la legitimidad de un Estado dispuesto a intervenir en la economía de un país, problemática ésta que los panelistas en distintos grados consideraron realmente importante. En ese punto nadie negó la importancia de los porcentajes que las retenciones suponen, pero todos coincidieron en que el esquema de retenciones móviles bajo ningún punto de vista amenazaba la rentabilidad y la continuidad de la producción y de la inversión en el sector, tal como los dirigentes del campo denunciaron.
Asimismo, se destacó que tal instrumento de recaudación constituye un instrumento admitido por la Organización Mundial de Comercio, que se trata de una herramienta de la que hacen uso cerca de 50 países del mundo y que jurídicamente se asienta en la noción de soberanía estatal sobre los recursos del suelo y subsuelo de un territorio. Tampoco se dejó de mencionar el concepto de “renta diferencial de la tierra”, según la cual las condiciones naturales extraordinarias de la pampa húmeda en nuestro país otorgan a los que la explotan ventajas comparativas únicas, que no tienen que ver con la pericia o las inversiones del sector sino con condiciones únicas e irrepetibles, que colocan a países como el nuestro o Brasil en condiciones excepcionales a mediano y largo plazo.
Finalmente se hizo alusión a las supuestas paradojas que el conflicto evidenció: particularmente la alianza entre entidades como la Sociedad Rural y la Federación Agraria. Al respecto, se ensayaron explicaciones que requerirán análisis. Pero la hipótesis que uno de los panelistas ensayó es que la misma “oportunidad histórica” que el campo reclama aprovechar fue modificando la base social de entidades como la Federación Agraria, al convertir al pequeño productor en una naciente burguesía agraria que se puede sentir, inconciente o concientemente, bien interpretada por las doctrinas liberales, que ven en la actividad empresarial el motor del crecimiento y la necesidad de que el Estado no obstaculice sus actividades de producción, que en algún momento se derramarían al resto de la sociedad. Y aunque no se negó que entre los miembros de esa entidad aún existe un número considerable de pequeños productores afectados por las medidas del Gobierno, se sugirió que existe también un número nada despreciable de productores que ya no son pequeños productores. Se dieron cifras definitivas del Censo Nacional Agropecuario 2002, en donde se establece que las Unidades Productivas Agrarias descendieron un 21% entre el año 1988 y el 2002, y que esas mismas unidades, en igual periodo, crecieron un 25%, pasando en promedio de tener una extensión de 469 hectáreas, a 588. Y aun cuando no existían cifras definitivas para el periodo 2002-2007, nada hacía suponer que ese proceso no se hubiera intensificado.
Sumando al fenómeno la profunda tecnologización del campo, se sugirió al público que las supuestas contradicciones entre el historial de un dirigente progresista como Buzzi, aliado hoy a Luciano Miguenz, es poco paradójico, en tanto el primero no estaría más que respondiendo a nuevas demandas sociales de esa entidad que, sin convertirla en “oligárquica”, en tanto políticamente reaccionaria y tecnológicamente atrasada, si la orientaba hacia posturas más cercanas a ideas neoliberales.
Finalmente, también se enfatizó el rol de los medios de comunicación en el conflicto y cómo esto, independientemente de los intereses directos que pudieran existir entre los medios de comunicación y el campo, confirmaba teorías que, desde hace décadas, difunden intelectuales de todo el mundo: una noción de “verdad” que no supone una adecuación entre lo que los hombres dicen de una “cosa” y la realidad de esas “cosas”, sino más bien una que supone la capacidad de determinados sectores de imponer como verdad aquello que ellos consideran verdadero. De allí, se dijo, la necesidad de los sectores populares y nacionales de tomarse con seriedad una política hacia los medios de comunicación y darles el rol estratégico que se merece.