Actualmente, el término informalidad ha cobrado una notable importancia dada su creciente y profunda implicancia social y política. Más precisamente, el trabajo informal es una de las principales características de las economías subdesarrolladas, y permite explicar la precariedad del mercado laboral y por ende de toda la sociedad. Salta no es la excepción.
Por Alejandro Nieva
Siguiendo la línea del Ministerio de Trabajo de la Nación, puede entenderse como “trabajo informal” a aquellas actividades laborales desarrolladas por fuera del marco legal, sin los derechos y beneficios que este provee. Cabe destacar que esta clasificación identifica al trabajo formal con el trabajo decente (en los términos de la OIT), es decir, aquel justamente remunerado, ejercido en condiciones de libertad, de seguridad ocupacional y de dignidad humana.
La cantidad de actividades pasibles de ser calificadas como informales no están solamente asociadas con un sector, ya que por lo general se suele poner como excusa que la causa principal de que existan empleados “en negro”, es la baja productividad de las empresas y el elevado costo que conlleva registrar la actividad laboral. Fueron estas razones, justamente, las tenidas en cuenta durante los años de apogeo neoliberal y las que motivaron políticas económicas acordes a esa interpretación sesgada. Es decir, se pensó que un mercado laboral desregulado (flexibilizado) tendería por sí mismo a erradicar el empleo informal; no obstante, las medidas tomadas no hicieron otra cosa que agravar el problema, tornando volátil y poco seguros los puestos de trabajo y legitimaron, a su vez, una práctica evasiva, que es la que determina por antonomasia el trabajo informal, teniendo en cuenta que los asalariados informales, es decir aquellos en relación de dependencia, constituyen el 80% de los trabajadores en esa condición.
Otra de las causas del trabajo informal pueden llegar a ser las continuas depresiones de los ciclos de la actividad económica (identificados con una disminución considerable del PBI per cápita). Como el trabajo es una variable que acompaña el comportamiento de la actividad en general, en esas etapas un mercado laboral escueto no puede absorber gran cantidad de los oferentes de mano de obra, por lo que son obligados a generarse sus propios puestos de trabajo, basados en otra lógica, la autosubsistencia, y por lo general acompañados por una baja productividad y precariedad en sus prácticas, esto debido principalmente a las características de la actividad desarrollada, la cuales suelen ser intensivas en mano de obra y con muy poca participación de capital. Esta masa de población, por lo general, suele presentar características socioeconómicas y de formación inferiores a aquellos que acceden a un puesto en el sector formal, lo cual tiende a agravar su situación de vulnerabilidad. Como se mencionó anteriormente, no sólo los trabajadores empleados en este sector constituyen la totalidad de los empleados informales; la situación de ilegalidad surge además del incumplimiento de la legislación laboral por parte de empleadores y cuentapropistas; es por esto que el trabajo informal puede encontrarse localizado tanto en empresas formales y unidades productivas informales como en hogares particulares. La baja productividad de un sector determina el fenómeno creciente de informalidad laboral, pero no es el único factor ni el más importante; otros determinantes son la tendencia generalizada a permitir y hasta a legitimar la proliferación de actividades por fuera del marco de la legislación laboral; la percepción de la sociedad de que la informalidad es una vía válida, la incertidumbre sobre el futuro de la economía o el desmantelamiento de la inspección laboral.
Los datos en Salta
Teniendo en cuenta esos parámetros, se puede llegar a una cuantificación de los empleados informales en la Provincia de Salta; no obstante, la misma puede estar rezagada, dada la poca disponibilidad de datos pertinentes a nivel nacional y la nula elaboración, o bien total indisponibilidad, por parte de la Dirección General de Estadísticas de la Provincia para proveer datos al respecto. Por ende, los datos con los que se cuentan son los de la última EPH (Encuesta Permanente de Hogares) de 2006, los cuales fueron oportunamente tratados. A partir de ellos, se estimó el total provincial de los empleados informales por rama de la actividad económica. Cabe destacar que los datos provenientes de la EPH son los pertenecientes al Aglomerado Salta, mientras que los que se presentan a continuación son del total de la provincia.
Empleo informal por sector de la actividad
Se puede observar la irregularidad en los mercados laborales de cada actividad económica de la provincia, lo cual se relaciona con la cantidad de empleados informales que tiene cada actividad. Paradójicamente, si la productividad fuese el único determinante del trabajo informal, es de notar que sectores de gran participación en el PBG provincial (Producto Bruto Geográfico) ostentan márgenes de informalidad alarmantes, como es el caso de la Agricultura con un 68,21%, la explotación de minas y canteras (que en su totalidad se trata de una actividad intensiva en capital) con un 64,12%, la industria manufacturera con un 71,20% y la construcción con un 70, 84% de sus empleados en negro. Por otra parte, se puede ver una casi total participación de trabajadores irregulares en el servicio doméstico, cercana al 90%. Es necesario destacar que estos servicios están prestados básicamente por mujeres, y aun en esta cuasi modernidad muestran una mayor vulnerabilidad que los empleados varones.
Sucede algo muy interesante, pese a lo que por lo general se puede estimar en economías un poco más desarrolladas (el caso de Capital Federal, por ejemplo): la informalidad en la producción de bienes es mucho mayor a la de la producción de servicios. En la primera, los informales representan un 69,59%, mientras que en la segunda, un 49,67%. Esto puede atribuirse a que, pese a que algunas de estas actividades, me refiero a las de producción de bienes (como lo es el caso de la minería o de la cosecha de soja), responden a una lógica intensiva en capital, por lo que deberían demandar trabajadores con mayor formación y mejor remunerados, usan en sus cadenas de valor, o bien en sus actividades anexas, mucha mano de obra de personas sin calificación alguna, y los remuneran miserablemente. Algo que se puede observar con las condiciones laborales humillantes a las que se ven expuestos muchos trabajadores del agro, quienes pueden ser utilizados desde tareas como la cosecha a mano de los cultivos delicados, hasta para levantar piedras del terreno para evitar la reparación de las camecas, algo que sí es muy costoso para el empleador.
Empleados Informales por Sector de la Actividad
A continuación se pretende mostrar cómo aporta cada sector de la actividad a generar los 165.065 empleados en situación de informalidad, es decir el 56% de los empleados en la provincia.
La mayor cantidad de empleados informales la ostentan los sectores pertenecientes al Comercio con un 21%, Agricultura con un 18%, Servicio Doméstico con un 14%, Industria Manufacturera con un 11% y la Construcción con un 10%. El aporte de los demás sectores es marginal. A partir de la identificación de los sectores más vulnerables, se pueden encaminar las medidas tendientes a revertir esta situación, puesto que, como bien manifiestan tanto funcionarios provinciales como nacionales, se trata de una decisión política. Se pudo ver una amplia y masiva campaña de concientización a nivel nacional acerca de esta problemática, como lo es el caso de los servicios domésticos y la producción industrial. Como resultado se obtuvo un comportamiento favorable, según datos que se pueden observar en las EPH correspondientes a Capital Federal y Gran Buenos Aires, pese a que se podría haber profundizado el ataque a esta situación de irregularidad, para lo cual se debería haber aprovechado la expansión económica sostenida y consolidada hasta el año 2008. En nuestra provincia la labor se hace más difícil, dada la estructura económica poco diversificada que por lo general presenta, y debido a que los sectores económicos y de poder se encuentran unificados y se resisten a una mayor contribución patronal o bien a una mayor inspección por parte del Estado provincial. Sin embargo, un problema a dilucidar también será la pertinencia de cada medida de política económica tendiente a modificar el estado actual de las cosas. Quedó empíricamente demostrado ya (con una serie de aproximadamente 30 años) que la disminución de las cargas sociales, del costo de registración y de impuestos relacionados a la actividad económica, no repercuten en la creación de empleo decente y con ingresos que superen el nivel de subsistencia, y en esto tenemos que ser claros: el trabajo informal es por lo general un trabajo de bajos ingresos, que no permite el acceso a seguridad provisional ni a seguro de salud a los trabajadores ni a sus hijos, y por ende es un factor más de vulnerabilidad, no sólo de un mercado laboral, sino de la sociedad que lo padece.
La mayor cantidad de empleados informales la ostentan los sectores pertenecientes al Comercio con un 21%, Agricultura con un 18%, Servicio Doméstico con un 14%, Industria Manufacturera con un 11% y la Construcción con un 10%. El aporte de los demás sectores es marginal. A partir de la identificación de los sectores más vulnerables, se pueden encaminar las medidas tendientes a revertir esta situación, puesto que, como bien manifiestan tanto funcionarios provinciales como nacionales, se trata de una decisión política. Se pudo ver una amplia y masiva campaña de concientización a nivel nacional acerca de esta problemática, como lo es el caso de los servicios domésticos y la producción industrial. Como resultado se obtuvo un comportamiento favorable, según datos que se pueden observar en las EPH correspondientes a Capital Federal y Gran Buenos Aires, pese a que se podría haber profundizado el ataque a esta situación de irregularidad, para lo cual se debería haber aprovechado la expansión económica sostenida y consolidada hasta el año 2008. En nuestra provincia la labor se hace más difícil, dada la estructura económica poco diversificada que por lo general presenta, y debido a que los sectores económicos y de poder se encuentran unificados y se resisten a una mayor contribución patronal o bien a una mayor inspección por parte del Estado provincial. Sin embargo, un problema a dilucidar también será la pertinencia de cada medida de política económica tendiente a modificar el estado actual de las cosas. Quedó empíricamente demostrado ya (con una serie de aproximadamente 30 años) que la disminución de las cargas sociales, del costo de registración y de impuestos relacionados a la actividad económica, no repercuten en la creación de empleo decente y con ingresos que superen el nivel de subsistencia, y en esto tenemos que ser claros: el trabajo informal es por lo general un trabajo de bajos ingresos, que no permite el acceso a seguridad provisional ni a seguro de salud a los trabajadores ni a sus hijos, y por ende es un factor más de vulnerabilidad, no sólo de un mercado laboral, sino de la sociedad que lo padece.
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