martes, 1 de diciembre de 2009

La Salta agroexportadora del siglo XXI

Estructura económica provincial

El análisis de distintos instrumentos estadísticos producidos por organismos oficiales que incluyen al Poder Ejecutivo provincial, permite visualizar a los sectores de la actividad económica que poseen mayor peso relativo en la economía provincial, como así también determinar cuáles de esos grupos fueron los más beneficiados durante el periodo de post-convertibilidad. A diferencia de lo ocurrido a nivel nacional con la reactivación de la industria, Salta se ha orientado a la reprimarización de su economía y al monocultivo.

Por Juan Pablo Balderrama

La economía de la provincia de Salta puede clasificarse en sectores, clasificación que surge de un sistema que permite contar con información homogénea a fin de poder compararla. El aporte (en porcentaje) que cada sector de la economía hace al Producto Bruto Geográfico (PBG) provincial (entendido este como el valor de los bienes y servicios finales producidos en la provincia) para el año 2008, segun datos provenientes de la Dirección General de Estadísticas nos permiten afirmar de qué forma está estructurada la economía provincial. Puede verse que el aporte de los diferentes sectores al PBG fue dispar. Por un lado, se destacan cinco sectores de gran peso relativo, como ser el agropecuario, que explica un 14%; los servicios de transporte, almacenamiento y transporte, un 11%; la administración pública, un 10% y el comercio y construcción con 9% cada uno. Cabe destacar que los datos obtenidos fueron del PBG a precios constantes, esto es, sin considerar el cambio de los precios por inflación ni apreciación.
Por otra parte, y rezagados por los primeros, se encuentran la industria manufacturera con un 8% del total del producto, al igual que los servicios inmobiliarios y la enseñanza; mientras que escalones más abajo lo ocupan la intermediación financiera, los servicios sociales y de salud, los servicios de electricidad gas y agua, y la explotación de minas y canteras. Los demás sectores, mientras tanto, ocupan una proporción marginal del producto.
Esta exposición es ilustrativa, pues sólo muestra una foto de la estructura económica provincial en el año 2008. Para obtener un análisis más riguroso, es conveniente saber cómo se han comportado estos sectores en el transcurso del tiempo.

El comportamiento de los distintos sectores fue muy variado. Por una parte, encontramos grandes aumentos registrados, sobre todo, en el sector agropecuario, el sector de la construcción y el ligado a la producción de servicios de transporte, almacenamiento y comunicación. Los demás sectores mostraron un incremento pero de menor cuantía, incluido, entre estos, el relacionado con la industria manufacturera. Por otra parte, hubo sectores, tales como la explotación de minas y canteras, que sufrieron una importante disminución en su aporte al PBG total, así como los servicios domésticos, que sufrieron también una caída pero de una magnitud mucho menos considerable.

Por lo visto, puede decirse que Salta mostró un comportamiento diferente al de la Nación en su conjunto, puesto que ésta se volcó manifiestamente hacia la producción industrial, convirtiendo a esta actividad en la principal generadora de trabajo; la adopción de un tipo de cambio competitivo, además, permitió el desarrollo y la promoción de la industria nacional. En cambio en la Provincia, los sectores relacionados a la producción agropecuaria fueron los impulsados en gran parte por el incremento exponencial de la superficie plantada de oleaginosas (soja por antonomasia), que a su vez desplazó a otros cultivos mucho más valiosos para el consumo interno, pero a la vez menos rentables, como lo es el trigo.
Esta dicotomía muestra, a grandes rasgos, la ineficiencia de los incentivos instaurados por las famosas leyes de promoción 6.025, 6.064 y 7.124, que destinan aproximadamente 40 millones de pesos anuales a transferencias de capital a los privados (partida que puede encontrarse en el presupuesto provincial), más otros beneficios, tales como la casi completa eliminación de la carga fiscal provincial. Esto se puede ver reflejado en el gráfico que se presenta a continuación, elaborado a partir de datos de la Dirección General de Rentas. Se muestra allí la participación de la recaudación del impuesto a las actividades económicas, cuya recaudación depende del gravamen a la actividad de cada uno de los sectores de la economía.

El sector agropecuario, pese a representar el 14% del PBG provincial, tan sólo aporta un 3% en la recaudación del impuesto a las actividades económicas. Se puede ver, además, que, a pesar de tener mucho menos peso relativo en la producción de la provincia, los sectores relacionados a la industria, la intermediación financiera y el comercio son los que más aportan al acervo provincial. Se podría estimar cuánto tendrían que pagar los sectores más beneficiados en los últimos años, pero la tarea se hace muy complicada puesto que las exenciones que corren para estos sectores no necesitan de presentación alguna de la base imponible y, por otra parte, la información de la DGE posee la limitación de no contar con datos corrientes actualizados (ni una estructura de estimación adecuada, como sucede en el caso de la soja) que permita calcular la recaudación potencial de este impuesto.

Entonces, ¿es justificado el reclamo de los patrones del campo cuando repiten a viva voz que el Estado se queda con casi toda su producción y que no los deja crecer? Al menos en Salta, que es una provincia que no tiene un margen de rentabilidad tan elevado como la zona pampeana, esto no sucede: estos sectores tienen una carga fiscal casi inexistente y crecieron bastante bien durante el último periodo post–convertibilidad. Teniendo en cuenta que el Impuesto a las Actividades Económicas representa cerca del 80% de los ingresos genuinos de la provincia, podría incrementar fácilmente su recaudación si se gravaran estas actividades, lo que representaría a su vez un mayor grado de independencia de la coparticipación federal. Cabe entonces preguntarse si este Gobierno, elegido legítimamente por voluntad popular, debe hacer caso a los reclamos sectoriales que presionarán, seguramente, para no pagar un 3% de lo que producen al fisco.

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