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La crisis generada por el llamado conflicto del campo, puso en evidencia situaciones o facetas que hasta el momento habían pasado desapercibidas, confirmando que los tiempos de crisis son ideales para realizar análisis a fondo. Acaso por este motivo, y a raíz del debate suscitado por el espacio “Carta Abierta”, donde numerosos intelectuales expresan su postura ante la situación política actual y el rol de los hombres de la cultura en el proceso político presente, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi-Salta) convocó a una charla debate sobre "Medios de comunicación y lenguajes políticos en el siglo XXI", de la que participaron el licenciado Rubén Correa, el periodista Héctor Alí (Nuevo Diario y FM Ya) y el historiador Daniel Avalos, en representación del Instituto.
La “Carta Abierta”, que sirvió como disparador del encuentro, es un documento producido por reconocidos intelectuales, que parecen romper con la tradición académica que, durante décadas, prescindió de las valoraciones éticas y los planteos políticos en nombre del rigor científico. “Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones –comprensible objeto de litigio– dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional…”, comienza diciendo el texto, al que adhirieron personalidades como Horacio Verbitsky, Nicolás Casullo, Ricardo Forster, Jaime Sorín, David Viñas, Norberto Galasso, Noé Jitrik, Horacio González y José Pablo Feinmann, entre otros.
El mismo documento identifica a los medios de comunicación como un actor central en el desarrollo de los procesos políticos actuales: “En la (…) confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente «la realidad» de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen «la verdad» sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan”.
La carta completa se puede leer en: http://www.cartaabierta.es.tl/ y fue difundida por el ISEPCI-Salta, que además inició una campaña de adhesión a la misma, la cual ya recibió el apoyo de decenas de personas, entre las que se incluyen académicos universitarios, funcionarios provinciales, docentes y jóvenes periodistas, a través de la citada página y del blog del Instituto.
Las intervenciones
Daniel Avalos, miembro del ISEPCi-Salta, ante más de medio centenar de concurrentes, destacó la importancia del documento por intentar romper con tradiciones académicas que, en nombre de la objetividad, reclaman saber “cómo son las cosas”, prescindiendo de valorarlas como buenas o malas y prescindiendo, aún más, de la pregunta política acerca de cómo conseguir que los procesos se orienten hacia los puertos deseados. Si la primera parte de su exposición estuvo marcada por un intento de identificar los orígenes de esas tradiciones académicas y la ruptura con esos argumentos, presente en la Carta Abierta, la segunda parte de su exposición se inició con la afirmación de que los medios, efectivamente, tienen gran capacidad para instalar una noción de verdad que no necesariamente supone una adecuación entre lo que alguien dice de una cosa y lo que esa cosa efectivamente es. Al tratar de buscar las causas que determinan esa situación, concluyó que, a diferencia de lo que algunas certezas del progresismo y la izquierda suponían, el capital concentrado ha logrado efectivizar una revolución comunicacional capaz de sujetar las conciencias, con lo cual cualquier progresismo no perezoso debe plantearse, hoy, la necesidad de tener una política comunicacional para la emancipación, algo que, enfatizó, el gobierno nacional no tuvo durante el desarrollo del reciente conflicto.
El historiador Rubén Correa, por su parte, tuvo ejes menos claros de intervención. Mechó una fuerte defensa de la Universidad, el relato de experiencias personales en ese ámbito y una postura critica a los intelectuales firmantes de la “Carta Abierta”, remarcando que percibía en ellos un gran desconcierto. Sostuvo así que la derrota del kirchnerismo en el conflicto del campo se debió a que no ha podido asimilar el eclecticismo, donde los aliados no terminan de ponerse de acuerdo, mientras del otro lado, la derecha, siempre ha sido pragmática y ha tenido un horizonte claro. Asimismo, criticó fuertemente al gobierno provincial, por la incapacidad para cumplir promesas o por imponer una enorme burocracia que paraliza todo proyecto, como el de modificar el nombre de las calles, que actualmente están nominadas en homenaje a ex represores.
Héctor Alí fue el cable a tierra de análisis más generales. Afirmó que la tarea del periodista está mucho más vinculada a la crónica diaria, restándole posibilidades para otro tipo de análisis. Y aun cuando manifestó que existieron ejemplos de preguntas capciosas y un uso interesado de las presentaciones, concluyó que el tema del campo fue sobredimensionado, al habérselo comparado con intentos de golpes de estado y aseguró que este tema también sirvió para opacar o tapar otros problemas que se suscitaron en ese período. Defendió la labor de los medios de comunicación, y sostuvo que él había notado objetividad en el tratamiento del conflicto. Expresó, finalmente, que no comparte algunos fragmentos de la carta, como por ejemplo aquel que manifiesta que los medios “gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo”.
Finalizadas las disertaciones, los concurrentes hicieron uso de la palabra. El denominador común de las intervenciones fue el de una postura crítica a los medios de comunicación y el apoyo a las retenciones como mecanismo de distribución de la riqueza que, sin embargo, no suponía un apoyo a la gestión del gobierno nacional.